Ayer mi droga prohibida.Hoy del diamante al carbón.

Fuiste mi droga prohibida, príncipe tinieblo de mi querer.

Fuiste el que siempre quise, el que estaba esperando, fuiste el que siempre soñé. 

Hablabas y ¿Qué decías?, sinceramente no lo sé.

Solo sé que cuando reías el universo olvidé y quedé narcotizada por tus sueños de correr.

Pero la droga te lleva del gusto al éxtasis, y después 

te deja un sabor amargo un desconsuelo que, 

te dice que no es tuyo que por más que lo quieras poseer

ese otro, que es tu droga nunca lo podrás tener

atrapado entre tus dedos, protegido entre tu piel

tan quieto como atado, tan seguro e infeliz, 

porque no es tu oso de peluche, ni tu conejito gris. 

Y entonces sabes que esa droga que te hace levantar

con una sonrisa en los labios, que te hace reír y te hace llorar

es quien toma las decisiones de tu vida, 

y que dependes tanto de ella para vivir 

que si un día te faltase 

no lo podrías resistir. 

Y entonces un día de tantos por designios del Señor 

la droga desaparece, se va detrás de otro amor

Y la adicta a su cariño empieza la rehabilitación 

Llorando un poco, soportando la angustia y el dolor

de esos primeros meses de sobriedad del desamor. 

Donde lo que importa es desintoxicarse hasta que el cuerpo, el alma y el corazón

se acostumbren a ir viviendo sin su risa, sin su olor

y sin las dulces palabras y los juegos del amor 

que jugabas con tu droga en el peligroso filo de la dependencia y la agresión. 

Por eso es que hoy, fármaco mío después de tantos años de no consumir, 

No quisiera acercarme y volver a recaer en las garras de la droga de tus labios, de tu querer. 

Creo que es mejor seguir sola y terminar mi rehabilitación 

para empezar con vos o con otro una nueva relación. 

Y lo sé el problema es mío, no es la droga soy yo. 

es la consecuencia de buscar felicidad, amor y paz 

no en Dios, no en mí, si no en otro, 

Buscando en el amor, en el sexo, en Internet, en la evasión, 

Lo que solamente a solas encontraré en mi interior. 

El asunto es encontrarme y conocerme y saber quién soy, 

Y descubrir dentro de mí los tesoros y las flores Que el Señor en mí plantó,

Y que no necesitó que nadie descubra, si antes yo, 

No despierto de una vez por todas y valoro la hermosa creación 

Que el Padre Dios con cariño pensó y amó cuando me formó. 

 Y que no necesito drogas que me ayuden a olvidar, a evadir a imaginar, 

una vida irreal perfecta sin temores a fallar.

 Lo que necesito es cerrar los ojos y entregarme sin temor

 a vivir mi vida libre, a explorar en mi interior, 

para encontrar los tesoros que están dentro de mi corazón 

pulirlos con cada experiencia, con cada fracaso con cada oración. 

 Para que mi ser interior logre ser cada día más diamante y menos carbón.