Aceptate, vive y deja vivir

El dolor del ser

es el más fuerte, el más profundo

el dolor del ser

es preguntarle a Dios

¿ Por qué estoy aquí, 

para qué me trajiste, 

porque no rompiste este molde defectuoso

y me dejaste aquí y me obligaste a vivir.

Si son tantos mis defectos, sin son tantos mis fracasos,

para qué estoy aquí?

 

No soy como los otros, no pienso como los otros, 

no me veo como los otros, como mi familia, no ves que siempre me lo dicen

por qué usted es así? 

 

Ustedes no creen que yo misma quisiera tener la respuesta,

pero pienso diferente, hablo diferente, soy diferente y ustedes

creen que escogí ser así?

 

Pero yo soy así, así nací, así crecí y me construí

y si no me aman por quién soy y me critican 

desde que vine al mundo ya no depende de mí. 

 

Por la gracia y gloria de Dios yo nací, crecí, me construí, me defendí, 

del mundo, de mi familia, de la crítica y hoy soy una mujer adulta y me acepto y me amo

y acepto que es así. 

No depende de lo que la gente a mi alrededor diga,

 hacerme sentir triste o hacerme sentir feliz.

 

Soy imperfecta, pecadora, impuntual, pienso y digo lo que pienso y sino cumplo con tus estándares, 

con tus ideas, con la medida inalcanzable que sé que usas para medirte

lo siento mucho por tí.

Yo soy, yo existo  como tantos millones de personas creadas por Dios y esa es la realidad

independientemente de que lo aceptes o no, o de que te guste o no te guste a tí. 

Acepto que soy una adulta, acepto quién soy y  que estoy viva y acepto que Dios lo decidió así

y acepto que no soy perfecta, pero tengo bendiciones y muchos errores y acepto mi existencia

y mi derecho a vivir,

acepto quienes son mis padres, acepto mi realidad, acepto mi figura física y mental y agradezco a Dios que sea así, 

y si otros o otras quieren imponer que yo sea diferente, que el mundo sea diferente, que su vida sea diferente, para que ellos  tengan paz y de acuerdo con su ideal de mundo todo sea perfecto para ser feliz, son esos otros y esas otras quienes deben aceptarse y sanarse y amarse a sí mismos y sí mismas para empezar a disfrutar de su vida y dejar a los otros y a las otras vivir.